POLVORONES DE LIMÓN

 Quizás un sabor menos común entre los polvorones, pero sorprendentemente gustoso. El toque cítrico aporta unas notas refrescantes que aligeran el sabor del polvorón.


TIEMPO: 25' de preparación + 15' de horneado
INGREDIENTES: (para unos 15 polvorones)
  • 150 gramos de harina de repostería
  • 75 gramos de manteca de cerdo a temperatura ambiente
  • 75 gramos de azúcar glas
  • 50 gramos de almendra tostada molida
  • La ralladura de 2 limones
  • 1 pizca de sal
PREPARACIÓN:
  • Calentamos el horno a 180º C y tostamos edurante 15 minutos la harina extendida sobre un papel de horno. Cada 5 minutos la removemos con una cuchara de madera para que no se queme y se tueste uniformemente.
  • Dejamos enfriar la harina.
  • Cuando esté fría la ponemos en un bol grande y hacemos un hueco en el centro, ahí introduciremos la manteca, el azúcar,  la almendra, la sal y la ralladura. Mezclamos bien con una cuchara de madera.
  • Terminamos de formar la masa con la mano: cogemos trozos de la mezcla y los apretamos con los dedos y la palma de la mano (el calor hará que la manteca se derrita y se integre con la harina). 
  • Continuamos amasando hasta que consigamos formar una bola; en caso de que no lo consigamos, añadimos un poco más de manteca.
  • Ponemos la masa sobre papel film y formamos un cilindro del mismo diámetro que el tamaño que queramos nuestros polvorones (cerramos los extremos y hacemos rodar la masa sobre la encimera, hacia delante y hacia atrás).
  • Lo ponemos sobre una tabla, le quitamos el film y cortamos rodajas de un centímetro y medio de grosor.
  • Colocamos papel de horno en la bandeja (sirve en el que habíamos tostado la harina) y sobre él ponemos, cogiéndolos con una espátula, los polvorones.
  • Los metemos en el horno a 170º C unos 18 minutos o hasta que tengan un ligero tono dorado (debemos tener cuidado de que no se quemen). Quedarán blandos y no se pueden manipular hasta que estén totalmente fríos.
  • Los espolvoreamos con azúcar glas y podemos envolverlos en papel seda o meterlos con cuidado, puesto que son frágiles, en una caja de lata.

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